Enfrentamiento eua-ue en materia fiscal
De manera incomprensible, la República Federal Alemana (rfa), país superavitario, también va a limitar su gasto público. Tras anunciarse el seef, el gabinete de Merkel acordó ahorrar 30 mme (1% del pib) en cuatro años. La actitud de la rfa presiona a otros países, como Francia, a hacer lo mismo para que no se amplíen aun más los diferenciales en el mercado de bonos, por lo que la austeridad fiscal germana tendrá implicaciones graves dentro de la eurozona y más allá de ella. Economistas keynesianos advierten que Europa puede llevar a la economía global de vuelta a la recesión, por la contracción fiscal simultánea en varios países.
En vísperas de la reunión en Toronto (junio de 2010), Obama (2010) llamó a los líderes del g20 a impulsar políticas que lleven a la recuperación económica global y a establecer una reforma financiera que impida una nueva crisis. Para ello pidió a los países europeos no retirar aún sus programas de gasto extraordinario, en clara alusión a Reino Unido y a la rfa, donde las deudas y déficit no son tan altos, y que sin embargo van a recortar su gasto público. Obama reconoce la necesidad de "restaurar las finanzas públicas sostenibles", pero en tres o cinco años. Por el contrario, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al dirigirse a sus colegas del g20, afirmaron que con la austeridad fiscal se produciría un "crecimiento fuerte y sostenible", por lo que a más tardar en 2011 debería empezar "una sustancial consolidación" (European Union, 2010).
Debido a ello, la cuarta cumbre del g20 (Toronto, Canadá, 26-27 de junio), que dio prioridad al recorte del déficit público, fue calificada como "la cumbre de las discrepancias", entre otras cosas porque su declaración final incluye casi todas las propuestas, varias de ellas antagónicas; lo que hace del texto una lista de opciones para que los países elijan (g20, 2010). Los tibios acuerdos de Toronto hacen temer que se avecine otra depresión, debido a la incapacidad de los líderes mundiales de aplicar políticas adecuadas; decidieron apretarse el cinturón cuando el problema es el gasto inadecuado.
Por eso Krugman (2010) afirma que se está en peligro de ir hacia una deflación como la registrada en Japón en los años noventa; critica que, sobre todo, Europa, en vez de promover la recuperación, haya vuelto a "la ortodoxia de los presupuestos equilibrados". Sin crecimiento ahora, los déficit se elevarán aún más y minarán el futuro crecimiento; ese autor considera absurdo reducir el gasto cuando la economía está todavía tan deprimida. Una estimación burda indica que recortar el gasto en 1% del pib eleva la tasa de desempleo en 0.75%, en comparación con lo que sucedería de no aplicarse la medida; en cambio, la futura deuda se reduce menos de 0.5% del pib. De hecho, la deuda puede seguir creciendo y ser sostenible, siempre y cuando no crezca en mayor proporción que el pib.