Los últimos años de Varga(...continuación)
En el ocaso de su vida, descargándose del enorme peso del “dogmatismo” –se encontraba en la octava década de su vida–, lo que no le impedía desarrollar en forma creadora la teoría marxista, Varga intenta aportar innovaciones teóricas. Sin embargo, éstas continúan girando sobre todo en torno a la obra de Stalin, y en menor medida de los estalinistas, por ello, nuestro autor no puede remontar más que parcialmente el plano que le imponen los objetivos y el método de su crítica, aunque las dimensiones de sus proposiciones sean mayores que los “descubrimientos” y “aportaciones” por él criticadas. Se había acostumbrado a adaptarse a los vaivenes de la política, a escribir sus obras de acuerdo con las conveniencias del momento, a ir negándose a pensar con su propia cabeza, por ello, cuando quiso utilizarla creadoramente, utilizó las reservas que le quedaban.
Sus proposiciones teóricas se expresan en su trabajo de 1947 y en su última obra, publicada unos meses antes de su muerte: Ensayos acerca de los problemas de la economía política del capitalismo. Al abordar el problema de la “ley fundamental del capitalismo”, tratado por Stalin en los Problemas económicos del socialismo en la urss, Varga repite el mismo enfoque determinista-naturalista de su criticado y nos presenta un proceso histórico “natural”, regido por leyes objetivas que existen por encima de los individuos, “independientemente de su voluntad”, inclusive en el socialismo, señalando claramente que el capital agudiza la “contradicción entre el carácter social de la producción y la forma particular de la apropiación”, (y) “conduce al capitalismo hacia su inevitable hundimiento por la vía de la revolución proletaria” (Varga, 1972: 34). A pesar de su apelación al “espíritu revolucionario del marxismo”; el lugar, en su formulación, de la praxis revolucionaria, de la acción consciente del “proletariado revolucionario” es muy pequeño, acercándose con ello a los espantajos teóricos del “derrumbe” que con tanto énfasis criticaba en los años veinte.
Por otra parte, la formulación de Varga de la ley económica fundamental del capitalismo es en realidad una amalgama de leyes y categorías del capitalismo sintetizadas en un largo párrafo y no en un descubrimiento, no una “abstracción sensata, que especifique lo verdaderamente general y que nos libere de toda repetición” (Varga, 1972: 30), como él hubiera querido.
La formulación de la “ley económica fundamental del capitalismo”, según Varga es la siguiente:
“El capital, al apropiarse la plusvalía, producida por los obreros, concentra y socializa la producción por medio de la acumulación y la centralización, crea las premisas materiales del socialismo, agudiza cada vez más la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma particular de la apropiación, contradicción que de momento se soluciona sólo a través de las crisis periódicas de sobreproducción, convierte al poder del capital en algo cada vez más insoportable para los trabajadores de todo el mundo y conduce al capitalismo hacia su inevitable hundimiento por la vía de la revolución proletaria” (Varga, 1972: 45), y la regularidad específica del imperialismo la indica así:
“Aboliendo la libre concurrencia, distribuyéndose entre sí los mercados, fundiéndose con el Estado, el capital monopolista tiene garantizadas las superganancias y somete a su poder a todo el mundo capitalista; profundiza cada vez más el abismo entre los países imperialistas y los subdesarrollados, entre la oligarquía financiera y las masas de trabajadores; convierte a una parte cada vez más creciente de la población en obreros asalariados y al capitalismo en capitalismo agonizante, y termina por conducirlo hasta la revolución proletaria” (Varga, 1972: 35).