Su obra inicial (...continuación)
Varga apunta que, si bien Inglaterra es un país típico de la deflación y sus consecuencias económicas, Alemania lo es de la inflación. El capitalismo inglés sufre de manera especial las consecuencias de la deflación, la cual arrastra tras de sí el encarecimiento de la producción, lo cual en las condiciones de un gran volumen del mercado interno paraliza su capacidad a la concurrencia en el mercado mundial. El capitalismo alemán sufre especialmente de las consecuencias de la inflación, la que trae consigo una aguda disminución del mercado interno, obstaculizando la completa utilización del aparato productivo. Lo que es general para ambos países es la contradicción entre las posibilidades de producción y realización y también la no utilización de una parte considerable del aparato productivo coexistiendo con un desempleo masivo. Un rasgo general para ambos países es la aspiración de los capitalistas a ampliar la realización, en primer lugar en el mercado mundial a través de la disminución de los costos de producción. Otro rasgo general: el ataque a la clase obrera con el fin de aumentar la explotación (Varga, 1974: 434).
Otro aspecto digno de mención es su señalamiento de la “disminución de las superganancias coloniales en los países imperialistas, provocando con ello la pérdida de la posibilidad de mantener a costa de los pueblos sojuzgados a la bien pagada aristocracia obrera” (Varga, 1974: 437). Punto polémico sin duda.
En todo este recuento de los aspectos principales de esta obra de Varga, creo que hacen falta de manera destacada los tópicos principales de la coyuntura de ese tiempo en Alemania: los monopolios y sus tendencias a la unificación, a la planificación, a la eliminación de la República de Weimar y a su sostenimiento de la vía “dura” de ascenso y desarrollo del fascismo. Varga falló en ver el huevo de la serpiente, los monopolios son mencionados pero no investigados. 8Véase al respecto el magnífico trabajo sobre la misma época de Giacomo Marramao (1982), “Racionalización capitalista y solución totalitaria. El fascismo alemán en el análisis de Alfred Sohn-Rethel”, en Lo político y las transformaciones, México, Cuadernos de Pasado y Presente núm. 95, Siglo xxi Editores, pp. 227-262. En su lugar aparecen las cifras y nuestro autor se refugia ahí, valiéndose de ellas para una cierta pretensión didáctica-demostrativa de los males del capitalismo, de la imposibilidad de éste de recuperarse y de la inevitabilidad del triunfo final de la clase obrera. Porque también ahí el autor termina con: “es inevitable la lucha más cruel entre la burguesía y el proletariado”. “Los obreros opondrán una tenaz resistencia, la cual llegará hasta el nivel de la lucha revolucionaria [...] No habrá una reanimación del capitalismo, sino una ulterior caída, un periodo de luchas internas fortísimas, de guerras civiles e imperialistas, las cuales deberán terminar con la revolución proletaria.”
8 Véase al respecto el magnífico trabajo sobre la misma época de Giacomo Marramao (1982), “Racionalización capitalista y solución totalitaria. El fascismo alemán en el análisis de Alfred Sohn-Rethel”, en Lo político y las transformaciones, México, Cuadernos de Pasado y Presente núm. 95, Siglo xxi Editores, pp. 227-262.