La guerra de divisas(...continuación)
La corriente de pensamiento imperante y las instituciones financieras internacionales hacen énfasis en que para estimular su desarrollo, los países en desarrollo y emergentes mantengan baja la inflación, equilibrado el presupuesto y abierta la cuenta de capital. Ffrench-Davis (2010) considera que esto fue una causa de la crisis global actual, pues esas medidas trajeron bajo crecimiento, alto desempleo y bajo uso del capital productivo debido a la inestabilidad de la demanda agregada, los inadecuados niveles de las tasas de interés y de los tipos de cambio, y los volátiles flujos de capital.
Desde los años setenta del siglo xx, tras la caída del sistema de Bretton Woods, los flujos de capital desempeñan un papel dominante en los países emergentes. En 1995-2010, las corrientes de capital globales se triplicaron, llegando a 6.4 billones de dólares, lo que representa 14.5% del pib mundial; en los 15 años anteriores (1980-1995) esa proporción se mantuvo entre 2 y 6 por ciento (FMIb, 2011).
Dado el carácter procíclico de los flujos financieros, es preciso regularlos. Esta crisis demostró, con más claridad que las anteriores, que desmantelar los obstáculos a los flujos de capital privados transfronterizos no ayuda a que los países alcancen su desarrollo económico (Kotte, 2010). Lejos de ello, la liberalización de la cuenta de capital aumenta la vulnerabilidad ante las crisis, la volatilidad cambiaria, la posibilidad de que se formen burbujas y disminuye la libertad de usar la política monetaria, como quedó de manifiesto una vez más en 2010 y 2011.
A la luz de lo acontecido durante esta crisis, esos países deben adoptar instrumentos adecuados para manejar mejor las corrientes de capital. Los controles al capital y otros instrumentos, amortiguan los efectos desestabilizadores de los flujos de capital de corto plazo. La probabilidad de caer en una muy profunda recesión aumenta mientras mayor sea la apertura de una economía (Ffrench-Davis, 2010).
Taiwán, Corea del Sur, Tailandia, Brasil, Colombia y Perú, entre otros, aplican controles al capital, ante la avalancha de flujos de corto plazo. Brasil aumentó de 2 a 4% el impuesto al capital volátil, pues el de 2% no detuvo el alud de dólares y el real siguió apreciándose,11En los primeros nueve meses de 2010, el real brasileño se apreció casi 12 por ciento. disminuyendo la competitividad de sus exportaciones.
Todo lo anterior revela que a fines de 2010 el sistema monetario internacional estaba en una situación de extrema gravedad, que hacía imperativa la necesidad de proceder a hacer reformas fundamentales que redujeran los desequilibrios y permitieran ajustes ordenados de los tipos de cambio para que apoyaran a la economía real.
11 En los primeros nueve meses de 2010, el real brasileño se apreció casi 12 por ciento.