Este libro constituye una versión ampliada y actualizada de los trabajos previos del autor, Endogenous Development (Routledge, 2002) y Las nuevas fuerzas del desarrollo (Antoni Bosch, 2005). En él, Vázquez Barquero considera al desarrollo como un proceso de crecimiento territorial y de cambio estructural en el cual los actores y las comunidades están comprometidos. Propone la teoría y la práctica del desarrollo endógeno, argumentando que con este enfoque es posible analizar la dinámica continua y los cambios económicos; además de ser un instrumento válido para la acción en un contexto de continuos cambios económicos, organizacionales, tecnológicos, políticos e institucionales.
El trabajo está integrado por nueve capítulos, a lo largo de los cuales nos presenta, primero, una discusión sobre la globalización, la diversidad productiva y territorial, así como una descripción y análisis de las desigualdades económicas y sociales, además de la cuestión de la recesión en el nuevo escenario mundial, en el cual enfatiza que estas nuevas realidades claman por una visión que vaya más allá de la explicación de los modelos neoclásicos del crecimiento enfocándose en la disponibilidad de recursos y en la tecnología. Basado en lo anterior, el autor establece el concepto de desarrollo endógeno en la interpretación de la dinámica económica, apoyada a su vez en las dinámicas e interacciones de las fuerzas del desarrollo y en las propuestas de importantes autores clásicos de la economía, neoclásicos, keynesianos y neoliberales.
La parte central del libro analiza las dinámicas de los procesos de desarrollo económico en ambientes que son crecientemente competitivos y que se caracterizan por una gran integración económica; explica que el desarrollo territorial es un proceso sistémico en el cual las formas más flexibles de organización de los sistemas de producción se combinan con la formación de sistemas regionales urbanos policéntricos y con el fortalecimiento de los sistemas de innovación regional. La interacción entre las fuerzas del desarrollo crea sinergias entre los factores y fuerzas del desarrollo y refuerza el efecto de cada uno de ellos en la productividad, todo lo cual hace que los procesos de desarrollo tanto de ciudades, regiones y hasta de naciones, sean más eficientes, generando sistemas de innovación para obtener rendimientos crecientes; mejorando con ello la competitividad de las empresas y de los territorios en los que se ubican; contribuyendo así al progreso económico y social.
En el capítulo tres nos explica detalladamente el concepto de desarrollo endógeno; cómo se dan las iniciativas locales de autodesarrollo, con las capacidades de la población y del desarrollo humano para generar el desarrollo local; los aportes de estos grupos o empresarios locales en la recuperación económica y su adaptación a las condiciones del nuevo paradigma. Nos presenta un cuadro comparativo muy interesante (3.1: 74) acerca de los cambios cualitativos que ha registrado la política del desarrollo tradicional hacia la del desarrollo endógeno, basados fundamentalmente en una estrategia territorial con desarrollo policéntrico, con una mayor y más rápida difusión de la innovación y de los cambios institucionales que enfatizan la necesidad de utilizar mecanismos para la movilización del potencial endógeno y la utilización de los recursos locales, por medio de servicios e infraestructura de apoyo a las empresas y organizaciones locales.