Palabras clave: Sistema monetario internacional, desequilibrios globales, crisis financiera y económica global, países emergentes, guerra de divisas, corrientes de capital transfronterizas
Introducción
Se ha dicho que la crisis se originó en el sector financiero de eua, entre otras cosas por la tendencia hacia la desregulación a partir de los años setenta del siglo pasado, en especial durante la administración de George W. Bush; también porque la debilidad artificial del yuan ayudó a China a acumular gran cantidad de reservas en dólares que atizaron la burbuja crediticia en eua. En el mismo sentido, Reinhart y Rogoff (2009) atribuyen la crisis a una expansión crediticia excesiva y a burbujas en el precio de los activos. Otros autores encuentran las raíces de la crisis en un patrón de desarrollo macroeconómico y estructural que se ha dado en llamar capitalismo guiado por las finanzas, o expresado de manera más clara, predominio del sector financiero sobre la economía real (Hein y Truger, 2010).
Todos esto es cierto, pero se pasa por alto el hecho de que la turbulencia financiera, que al propagarse por diferentes canales se convirtió en una recesión económica global, ocurrió en un ambiente global caracterizado desde años atrás por desequilibrios globales en el comercio y en los flujos de capital transfronterizos. En este trabajo se pretende analizar someramente estos fenómenos y su relación con el actual sistema monetario internacional, haciendo ver la imperiosa necesidad de reformar éste.
El problema de los desequilibrios globales
Debido a la integración financiera, en los últimos veinte años la movilidad del capital internacional ha facilitado el financiamiento de cuantiosos, persistentes y crecientes desequilibrios en cuenta corriente; concretamente, déficit sin precedente de eua y superávit también sin precedente en los países emergentes de Asia y en los exportadores de petróleo1 La rpc y los países exportadores de petróleo, con un superávit en cuenta corriente que en 2007 equivalió a 10% y a 25% de su pib, respectivamente, son los principales países superavitarios, seguidos de Japón y Alemania. (Lane y Milesi-Ferretti, 2005). Baste decir que entre 2004 y 2007, el superávit comercial de la República Popular China (rpc) se multiplicó por cinco y entre 2004 y 2008 su acumulación de reservas de divisas ascendió a 1.5 billones de dólares (Blanchard y Milesi-Ferretti, 2009). En 2010 el superávit chino en cuenta corriente, 305 mil millones de dólares (mmd), representó 5.1% de su pib. Sólo Japón y Alemania registran superávit por encima de 100 mmd (Banco Mundial, 2011, cuadro 4).
* La autora agradece la colaboración del licenciado Víctor Medina en el acopio de material.
1 La rpc y los países exportadores de petróleo, con un superávit en cuenta corriente que en 2007 equivalió a 10% y a 25% de su pib, respectivamente, son los principales países superavitarios, seguidos de Japón y Alemania.