1. Marco teórico referencial sobre las relaciones
fiscales intergubernamentales (...continuación)
En ese tenor, el federalismo fiscal pone énfasis en el proceso de negociación de las partes como solución a la problemática de la asignación fiscal sobre la premisa de preservar en todo momento y forma, los principios y objetivos del federalismo como sistema político. En particular, en la autonomía de las partes no sólo en el sentido formal sino real; es decir, en lo referente a la toma de decisiones sobre las políticas públicas en materia financiera y que contrariamente a la descentralización, los ajustes al desequilibrio fiscal vertical y horizontal no provienen desde el gobierno central, sino sobre las bases territoriales de la Federación; por ello, el federalismo fiscal está referido al análisis de las interrelaciones entre cada una de las haciendas de los diversos ámbitos de gobierno que conforman una nación, que surgen en el proceso de ingreso y gasto público (Oates, 1977).
"El federalismo en general y el federalismo fiscal han sido estudiados desde diversas perspectivas: la visión jurídica o histórico-jurídica (Armenta López, 1996; Gamas Torruco, 1996; Díez de Urdanivia, 1996; Hernández Chávez, 1993 y 1996a), que destacan la distribución de competencias y funciones establecidas en el marco jurídico vigente, especialmente la Constitución General de la República, la lcf [Ley de Coordinación Fiscal] y el conjunto de instrumentos que se desprenden de estos ordenamientos. Otro grupo de autores han estudiado los aspectos fiscales del federalismo, ya sea por el lado de los ingresos (federalismo fiscal) o como un proceso de descentralización, por el lado del gasto (Arellano, 1996 y 1996a; Colmenares, 1992 y 1999; Díaz Cayeros, 1995; Ortiz Ruiz, 1998; Soria, 2000 y 2001; Merino, 2002). También existe un conjunto de trabajos que enfocan principalmente el lado de los ingresos, algunos de ellos excelentes (Gil Valdivia, 1981; Ortiz Ruiz, 1998a y 1998b; Saucedo Sánchez, 1997; Astudillo, 1999), a los que habría que añadir los trabajos realizados por la shcp (1982, 1994 y 2003) o sus funcionarios (Hoyo D´addona, 1979, 1982 y 1986). Algunos otros trabajos enfatizan aspectos parciales del fenómeno como la dependencia de las entidades federativas y municipios o realizan ejercicios de simulación cuantitativa (Ibarra Salazar et al., 1999 y 2003). Finalmente se señalan los trabajos desde la perspectiva de la teoría política (Rodríguez, 1999; Acevedo García, 1987), que otorgan un predominio a este elemento" (Soria, 2004).
Al respecto, Díaz (2001) plantea que el federalismo tiene dos dimensiones irreductibles: la primera de carácter política, que se expresa como un pacto entre regiones con autoridades que controlan jurisdicciones territorialmente delimitadas, refiriéndose con ello a la devolución de poderes, como un proceso de descentralización más que de desconcentración o delegación. Mientras que la segunda, refiere a la dimensión económica como forma de expansión de los mercados en términos de competencia y especialización regional, misma que surge en la búsqueda de un gobierno eficiente en la administración de los recursos fiscales para la provisión de bienes públicos.
En los hechos, a pesar de las diferencias derivadas de las especificidades históricas, políticas, económicas y sociales inherentes a cada nación, el reto principal que presentan los estados se encuentra por cuanto al reparto de competencias, lo cual implica definir atribuciones y facultades por orden de gobierno y determinar cuáles de éstas son exclusivas de un ámbito de gobierno y cuáles concurrentes, coincidentes o coordinadas.