El tercero, "¿Existe el efecto desplazamiento en México?: Inversión pública y privada", de Emmanuela Martínez Cruz y Julio Goicoechea es el análisis empírico de la inversión pública y sus efectos en la inversión privada en México, durante el periodo comprendido entre el primer trimestre de 1981 y el último de 2006. Los autores señalan las tendencias de política económica que han prevalecido desde la década de 1970 y la reducción de las acciones del Estado mexicano en la actualidad económica; en el trabajo se realiza un análisis descriptivo de las inversiones pública y privada, y su relación con el PIB, durante el último cuarto del siglo XX en México. En el final se expone el marco teórico y el modelo utilizado para evaluar la pertinencia del debate sobre la existencia del efecto desplazamiento. Posteriormente, se evalúan los resultados a la luz del marco teórico establecido, haciendo un contraste de los resultados con la literatura empírica correspondiente. Para finalizar, se concluye que durante el último cuarto de siglo, la inversión privada no ha sido desplazada por la inversión pública y los resultados demuestran que el efecto desplazamiento no tienen verificación empírica para México, más aún, las insuficiencias y los rezagos en la inversión privada no son atribuibles a la inversión pública mexicana.
El de Roberto Abraham Góchez Sevilla y Julio Goicoechea, titulado "Inversión de cartera: Naturaleza y modelos", es un análisis de la inversión extranjera, su origen y sus características más generales. También expone la relación de la inversión de cartea con la balanza de pagos. Analiza dicha inversión en tres modalidades: la primera se refiere a la movilidad perfecta de capital, expectativas estáticas y activos sustitutos perfectos; la segunda, además de asumir movilidad perfecta de capital, considera expectativas racionales sobre el tipo de cambio flotante; y la tercera analiza el riesgo y su aversión, así como activos financieros locales y foráneos, en tanto sustitutos imperfectos. Al final del trabajo se presentan las conclusiones.
En el quinto trabajo, "Política monetaria y estabilidad de precios: Las razones del Banco de México", Leodegario Gutiérrez Estrada y Julio Goicoechea analizan que aquellas economías que tienen "estabilidad" de precios logran grandes ventajas, en comparación con las que no la tienen. Dichas ventajas otorgan facilidad en la toma de decisiones, tanto a la economía como a los individuos. Las fluctuaciones afectan, en primer lugar, al consumo y a la inversión, ya que las variaciones en los precios relativos les permiten realizar asignaciones con mayor eficacia. En segundo lugar, influyen en la creatividad de la política monetaria, porque posibilitan una mejor eficiencia en los mercados de capital. En tercer lugar, la estabilidad impide que las empresas y los individuos deban realizar desvíos de recursos a instrumentos para protegerse de la pérdida del poder adquisitivo del dinero. Finalmente, al perdurar cierta estabilidad, se evita una distribución inflacionaria en la distribución de la riqueza y del ingreso, es decir, efectos distributivos en favor de deudores, con cargo a acreedores. El trabajo constituye un argumento sobre la necesidad de que los bancos centrales trabajen y logren la estabilidad de precios.
Juan Carlos Baltazar Escalante y Julio Goicoechea analizan el comportamiento del comercio exterior de mercancías de México, durante el periodo 1981-2006 en el sexto trabajo: "Funciones de exportaciones e importación: El caso de México". Así se plantea que ambos dependen del producto local, del foráneo y del tipo de cambio real. Este último se estima como el diferencial inflacionario entre los precios al productor de México, en referencia con Estados Unidos, y el tipo de cambio nominal. El recurrente déficit crónico de la balanza comercial en México exige alternativas de política económica que puedan disminuirlo. En este contexto, afirman los autores que el análisis de las funciones de exportación y de importación es una herramienta útil para determinar el impacto de la producción y del tipo de cambio real en el comercio exterior de bienes.