La reciente historia económica vivida a raíz de la crisis financiera mundial, muestra que el único sistema de pensiones que realmente hubiera quebrado son los sistemas privados de pensiones, manejados especulativa y fraudulentamente por la banca. Si no fuera por la enorme generosidad de los mismos contribuyentes ─a los que ahora se les pretende recortar sus derechos─ a la hora de rescatar a los bancos, ahora no habría ningún sistema privado de pensiones sobre el planeta tierra. Es una tremenda paradoja que los esfuerzos de los Estados a la hora de salvar a las entidades financieras se hayan traducido en mayores sacrificios para las clases trabajadoras y menos pudientes de la sociedad, mientras las fortunas y los planes privados de pensiones se han "rescatado incólumes" para unos pocos privilegiados.
En definitiva, la reforma de las pensiones que se preconiza no tiene nada que ver con la crisis actual, pero hay que llevarla a cabo con el fin de potenciar el sistema de pensiones privado, que provoca grandes beneficios al sistema financiero. Ésta y no otras son las razones por las que se crea incertidumbre acerca del futuro del sistema público.
Unido a la gravedad del recorte de derechos, hay un hecho que es necesario poner de relieve y del que apenas se hace mención: en caso de ponerse en marcha las medidas que se están anunciando, un colectivo muy perjudicado será el de las mujeres, que tienen por lo general menos años de cotización y con cotizaciones más bajas. Esta anunciada reforma para brindar mayores beneficios a la banca va a provocar, una vez más, mayor desigualdad y precariedad a los colectivos más débiles de nuestra sociedad.
Por último, el fmi, que es la institución que está imponiendo a los países enormes sacrificios salariales y grandes reducciones de los beneficios sociales, tales como retrasar la edad de jubilación, remunera a sus funcionarios con salarios astronómicos, permitiéndoles que se jubilen a los 51 años y pagando pensiones que sobrepasan los 100.000 usd. No hace falta añadir más comentarios.
2.2 La nueva reforma laboral: profundizar en los errores pasados
Como se ha dicho, la reforma laboral en España, y en la mayoría de los países periféricos de la Eurozona, se presenta por parte de las autoridades monetarias europeas como absolutamente necesaria. Antes de analizar el grado de urgencia y necesidad, vamos a ver qué está haciendo Alemania en su propio territorio, ya que junto al bce y fmi, se trata del principal promotor de estas medidas.
Para muchos analistas, la mejor política alemana practicada durante los primeros años de la crisis ha consistido en mantener baja su tasa de desempleo, actualmente situada en 7%, al mismo nivel o aun por debajo que el de antes de la recesión. Y lo ha conseguido a pesar de presentar una caída de la economía de 4.5% en 2009. El éxito se ha basado en implantar una política de subsidio de los empleadores para mantener a los trabajadores en su puesto de trabajo en jornada reducida, en vez de despedirlos. Esta política ha salvado cientos de miles de puestos de trabajo en Alemania, y podría ser válida para España y el resto de países periféricos de la Eurozona, si tuviéramos una dirección política adecuada con el coraje necesario para dar estos obvios pasos.
Irónicamente, sin embargo, las reformas cuya adopción se exige a España van en sentido opuesto: las autoridades europeas quieren que España facilite a los empresarios, aún más, el despido de los trabajadores. Estas medidas que nos "obligan" a implementar tendrán como consecuencia el aumento del desempleo y la disminución de los salarios. Esta reducción de los salarios se presenta como necesaria para aumentar la productividad frente a Alemania y Francia, principalmente. Lo triste es que es justo la misma política que se ha venido realizando en España desde los años noventa, y que está en el origen de los problemas de demanda que tiene la sociedad española.
La Organización Internacional del Trabajo (oit) en el "Informe sobre el trabajo en el mundo 2010: ¿De una crisis a la siguiente?", editado en septiembre de 2010, especifica que son 30 millones los nuevos parados en el mundo desde que se manifestó la crisis, de los cuales España ha aportado casi 10%. El desempleo en los últimos años ha aumentado desde 8.5%, en 2005, a más de 20% y se estima que no baje de 15.5% a finales del año 2013.
Esta reforma es un auténtico engaño para la sociedad, apoyada por la patronal y seguida por los grandes medios de difusión. Y es un engaño porque, según dicen sus propios partidarios, no asegura que se cree empleo, aunque, desde luego, la aplauden como necesaria. ¿Necesaria para quién?
El Premio Nobel, Joseph Stiglitz, ha definido estas políticas de la ue en materia laboral como "enfermiza obsesión europea con los mercados laborales".