Algunas reflexiones(...continuación)
El encabezado de la mencionada carta resume la realidad griega: su crisis es una crisis europea y necesita soluciones europeas, más allá de los paquetes de emergencia.
Esta crisis difícilmente traerá consigo el fin del euro, como algunos auguran; la eurozona se mantendrá, pero sólo porque permaneciendo en ella, los países tendrán acceso a los líquidos mercados financieros de la misma. Países como la rfa y Francia, que tanto se han beneficiado del euro y del mercado común de bienes y servicios, lucharán por la permanencia del bloque.
Curiosamente, hay quienes en eua desean que el euro se debilite hasta el punto de desaparecer. Lo que ese país y sus empresas necesitan en este momento es exportar; para ello lo mejor que puede pasar es que el euro se fortalezca, puesto que a las exportaciones de eua les falta competitividad y el país tiene un gran déficit comercial. A eua no le conviene que cuando hay incertidumbre en el mundo, el dólar valga más, pues eso afecta a sus exportaciones y a su economía en general.
En relación con la difícil situación europea, es inevitable referirse a otro acuciante problema mundial: el aumento de los desequilibrios globales, problema que saltó nuevamente a la mesa de discusiones a raíz de la crisis financiera. Estimaciones de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) indican que la aguda declinación en el tipo de cambio del euro, junto con un bajo crecimiento europeo, producirá un superávit en la eurozona de, al menos, 300 mmd anuales en los próximos años. Las políticas fiscales restrictivas en Europa, junto con el nuevo presupuesto equilibrado de la rfa, deprimirán la demanda interna y se requerirá una política monetaria expansiva que debilitará todavía más al euro (Bergsten, 2010).