Cambios en China en conexión con las definiciones de urbano
En China, a las dificultades normales de cualquier país para adaptar sus normas de recopilación y elaboración de estadísticas a cambios en las políticas públicas, sean económicas o de población y, sobre todo, para adecuarlas a las concepciones internacionales de los fenómenos económicos y sociales, hay que añadir el hecho de que durante más de una década este país operó en condiciones de fuerte aislamiento respecto del exterior y que, a fines de los años setenta, modificó de manera radical su estrategia de crecimiento, al tiempo que se abría comercial, económica y políticamente al exterior. Entre otras cosas, esto trajo cambios drásticos en las formas de medición de la urbanización, respecto a las que se tenían a mediados de los sesenta.
Pero antes de mencionar en qué consistieron dichos cambios, hay que señalar lo siguiente: en China existen dos diferentes formas de clasificación de urbano y rural, una referente a la población misma, la que se clasifica como urbana o rural en función del lugar de su registro domiciliario, ello sin tomar en cuenta la localidad en la que efectivamente reside, o el tipo de actividad productiva que desarrolla; la segunda forma de clasificación, consistente en la designación como urbanas de áreas que cumplen determinadas condiciones, es semejante a la utilizada en la mayoría de los países, desde luego tomando en cuenta que a nivel mundial hay una gran diversidad de criterios base de esa designación.
Esta doble forma de clasificación de urbano y rural no presentó problemas en tanto la movilidad interna de la población china era mínima, pero ha llevado a confusión en la medida en que se incrementó, de facto, la migración del campo a las ciudades, con el resultado de que una gran cantidad de personas originarias de y con registro domiciliario en localidades rurales reside en zonas urbanas durante periodos largos.
En cuanto a los criterios utilizados en China para la designación de áreas urbanas, en el censo de población efectuado en 1953 se incluyeron como tales 920 localidades con menos de 2 mil habitantes, las que serían posteriormente excluidas a partir de una definición más clara establecida en 1955, según la cual las localidades urbanas tenían que ser asiento de un gobierno local, tener una población mínima de 2 mil habitantes y, por lo menos, 50% de los habitantes en actividades fuera de la agricultura. Dado que en ese entonces todavía no se había establecido el sistema de registro domiciliario para individuos y familias, en dicho censo se incluyó a la totalidad de los residentes en las localidades designadas como urbanas (Chan, 1985: 592-597).
Otra revisión de criterios en cuanto a la definición de área urbana, hecha en 1963 y en operación hasta antes del censo de 1982, se tradujo en el establecimiento de normas que servirían de base al censo de 1964: Se estableció un límite mínimo de 2 500 habitantes y una proporción no agrícola de 75%, y se eliminó el requisito de que la localidad en cuestión fuera asiento de un gobierno local. Es en 1964 cuando se hace patente la dicotomía entre áreas designadas como urbanas y población urbana, ya sobre la base de ubicación del registro domiciliario de sus habitantes.