Conclusiones
En la República Popular China ha habido inconsistencias en cuanto a métodos de conteo, así como cambios abruptos en los criterios de medición de la población; más todavía, existen dos formas distintas de definir los conceptos urbano y rural. Ello ha llevado a imprecisión en las estadísticas, misma que ha ido corrigiéndose a posteriori en conexión con la introducción de una estrategia de reformas a la economía y de apertura de China al exterior. Actualmente, hay mayor uniformidad de criterios de medición de la población y un acercamiento significativo a las normas fijadas por los organismos económicos internacionales.
Las políticas de contención de los movimientos internos de población, en operación en China desde mediados de los años cincuenta, de inmediato se tradujeron en reducción del ritmo de urbanización, un fenómeno generalmente asociado al desarrollo económico y al cambio estructural; y sin embargo, aun en los periodos de mayor rigidez del aparato del Estado frente a los ciudadanos, hubo urbanización de facto, que no de jure.
En China, la urbanización se ha dado de varias formas: primero por el crecimiento natural de la población urbana, el que a falta de cifras detalladas puede calcularse al ritmo de crecimiento de la población total; en segundo lugar, por reclasificación de localidades anteriormente rurales, que pasan a ser urbanas; y, finalmente, por movimiento físico de los pobladores rurales hacia localidades de menor o mayor tamaño entre las designadas como urbanas –se habla de 200 millones de población flotante, lo que en China quiere decir residentes de zonas urbanas con registro domiciliario en zonas rurales.
El estudio de la población de China no debe ser un ejercicio meramente orientado a la comprensión de las cifras estadísticas, sino algo mucho más amplio; ello es así porque, actualmente, esta nación está enfrentando tres grandes transiciones socioeconómicas: la transición de una economía socialista a una economía de mercado; de una economía agrícola a una crecientemente industrial y de servicios; y, con seguridad, la más importante en relación con el tema que nos ocupa, la transición de una sociedad predominantemente rural a una urbana.
Y no hay que olvidar que la urbanización se refiere a las personas y a las familias, las que, al ser controladas por medio de políticas de contención de sus movimientos dentro del territorio, pierden movilidad y desde luego oportunidades de mejoramiento. En China, el ejemplo más claro de la interrelación entre políticas de población y urbanización se dio durante la época de la revolución cultural, cuando el éxodo de jóvenes urbanos al campo resultó en pérdida casi total de una generación; desde luego, lo fue para efectos del desarrollo socioeconómico.