Resumen
La sociedad de rendimiento (producción-consumo-ocio), cuyo móvil principal es generar riquezas, ha ocasionado que la persona que trabaja, compra y descansa encuentre subordinado el tiempo libre al tiempo de trabajo, así como a una marcada desvinculación con la familia, la comunidad y con la falta de relaciones amorosas en sus propios espacios locales. Esto produce una nueva forma de buscar amor, ampliando la sociedad de consumo a la esfera digital, en particular a través de la Internet.
Palabras clave: Internet, sociedad de rendimiento, migración, amor/Internet.
El capitalismo contemporáneo basa su reproducción global en tres importantes disciplinas que ordenan lo social y lo económico, y repercuten también en lo político: Primera, la producción; disciplina laboral basada en la división internacional del trabajo, cuyas relaciones de explotación se desarrollan a partir de jornadas extenuantes; segunda, el consumo; disciplina de compra basada en la renovación permanente de mercancías, necesarias e innecesarias, en su acumulación y en la firme disponibilidad de la persona hacia el consumo; tercera, el ocio, disciplina definida en función de los ciclos de trabajo y por las formas de invertir y distribuir los tiempos de descanso, a lo que peyorativamente las elites del capital llaman ocio, pues no producen riqueza directamente en los centros de producción, aunque sí la generan por medio de la inversión del ocio en la industria global del entretenimiento. Estas tres pautas mantienen en operación los ciclos de la sociedad de rendimiento, producción-consumo-ocio, cuyo móvil principal es generar riqueza.
En medio de este triángulo, se encuentra el individuo; la persona que trabaja, compra y descansa, y en cuya intimidad más profunda construye sus anhelos y fantasías, deseos atravesados, en términos generales, por la búsqueda del amor y la pareja, elementos presentes en la expectativa de felicidad individual.
Sin embargo, ante la subordinación del tiempo libre al tiempo de trabajo, a las exigencias profesionales de la empresa, a las expectativas de la profesionalización de los jóvenes para que sean capaces de interactuar en el mercado de trabajo y tengan el poder adquisitivo para funcionar en el mercado de consumo, a la creciente desvinculación de los lazos tradicionales anclados a la familia y a la comunidad, al debilitamiento de identidades colectivas y de espacios simbólicos de reproducción social, como lo han sido los ritos familiares y comunales de interacción social, las personas de todas edades encuentran dificultades cotidianas en sus búsquedas de amor, pareja y sexualidad. Parecería que en la sociedad del rendimiento, la proximidad y cercanía ya no son suficientes para que hombres y mujeres, trabajadores y consumidores, encuentren, construyan y mantengan relaciones amorosas en sus propios espacios locales.