El caso "perverso" de suministro de trabajadores en Chile
Aunque el suministro de trabajadores es una práctica aún incipiente en Chile, según estudios especializados, fundamentalmente de la Dirección del Trabajo, apuntan a que se estaría convirtiendo en una tendencia que atraviesa el mercado laboral.
El ministerio del Trabajo estima que 35% de la fuerza laboral asalariada no es contratada directamente por las empresas principales, sino a través de las empresas contratistas [Lara, 2007: 19].
El suministro de personal aparece como una fórmula de contratación que paradójicamente se ha extendido en empresas oligopólicas, con alta productividad y beneficios, e intensivas en capital, como: actividades de intermediación financiera, suministro de electricidad, gas y agua, y explotación de minas y canteras [ENCLA, 2006: 40].
Pero también aparece utilizada por un porcentaje importante de empresas en agricultura, ganadería, caza y silvicultura, comercio, transportes, almacenamiento y comunicaciones, y en la industria manufacturera metálica, caracterizadas por el uso intensivo en mano de obra y con baja productividad.
Es en este sentido que el fenómeno de la utilización de la forma laboral de suministro de trabajadores adquiere significación, ya que se está convirtiendo en una estrategia que no sólo apuntaría hacia el segmento de trabajadores con baja calificación, que es donde la precariedad laboral es más palpable [ENCLA, 2006: 40].
Es interesante destacar, además, el hecho de que la demanda de trabajadores suministrados no sólo es para la realización de trabajos externos a la empresa principal o mandante. Por el contrario, una proporción significativa de estos trabajadores es incorporada a la empresa principal y laboral, y realiza las mismas tareas que los trabajadores que han sido contratados de manera formal, sólo que reciben salario mucho más bajos, y laboran sin prestaciones sociales y sin condiciones adecuadas de trabajo.
Esta situación puede ser entendida en el contexto de que, dada la forma de triangulación en las relaciones laborales (empresa contratista- empresa mandante-trabajadores), el empleador real (contratista) no está presente en el lugar donde se desarrolla el trabajo, con lo cual no tiene ningún control sobre las condiciones laborales, lo que perjudica enormemente al trabajador, particularmente en situaciones de accidentes del trabajo.
Además, la precarización se hace más patente si se tiene en cuenta que el trabajador suministrado, en tanto pertenece a la empresa contratista y no a la empresa donde realmente desarrolla su trabajo, no puede integrar a los sindicatos de la empresa principal, por lo que no tiene derecho a la negociación colectiva.