Para Maalouf las pertenencias más determinantes son la religión y el idioma. En este ensayo enfatiza las implicaciones religiosas, y aún cuando el libro fue escrito antes del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, Maalouf toma como ejemplo a la comunidad islámica para analizar la pertenencia religiosa y sus consecuencias debido a la falta de información que sobre el tema existe en occidente, en donde todos los males de los países musulmanes se achacan al islam, dentro del cual sólo ubicamos –ayudados por los medios de comunicación- a terroristas sanguinarios, extremistas religiosos y mujeres subyugadas y tiranizadas.
Maalouf se cuestiona la carga exagerada que se imprime en occidente a la religión islámica como responsable de los acontecimientos en los cuales se involucra a musulmanes. Ante su perspectiva, una doctrina no es responsable de los actos que se cometen en su nombre; la responsabilidad recae sobre las diferentes interpretaciones bajo las cuales se analiza, que llegan a ser, incluso, contradictorias. Maalouf subraya la importancia que se da en occidente a la influencia de la religión sobre los pueblos y se minimiza la influencia de los pueblos sobre la religión, señalando como la transformación de Europa incluye a la religión: "si las sociedades musulmanas no se han modernizado no es a causa del islam. El cristianismo no ha modernizado a Europa, es Europa que ha modernizado la religión".
Asimismo, despliega una clara visión cuando acertadamente señala que para el resto del mundo "lo moderno" llega de Europa y Estados Unidos, es decir, de occidente, de un mundo que "pertenece a otros", por lo que es lógico que ante la modernización surjan alrededor del mundo crisis de identidad y movimientos nacionalistas que tratan de defender una pertenencia que sienten amenazada, ya que aún cuando en nuestra identidad hay cabida para diversas pertenencias, al sentir amenazada una de ellas es todo nuestro ser el que responde.
Identidades Asesinas es una llamada de alerta para evitar identificarnos con una sola pertenencia, para no asumir una actitud parcial, sectaria o dominante respecto al "otro". Es una invitación a la coexistencia pacífica, a la tolerancia, a la aceptación de las diferencias, al respeto y al entendimiento del "otro", al mismo tiempo que ejemplifica en forma clara y sencilla -de fácil acceso para los no especialistas en el tema- la forma en que el desprecio, la intolerancia y la amenaza nos llevan a la destrucción.