Crisis y deterioro de la alimentación en México |
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Dr. Felipe Torres Torres |
Introducción (continuación)
Estados Unidos es el productor agrícola más importante a nivel mundial, principalmente de granos básicos; también es el mayor consumidor y el que mayores subsidios otorga a sus productores, estimado en más del 50% a la producción y al comercio; por ello resulta, independientemente de factores coyunturales, como el repunte del consumo en economías emergente o las sequías, el principal regulador de los precios internacionales. Con una economía en crisis resulta explicable que presente problemas para sostener esta hegemonía con otras potencias, principalmente la Unión Europea y de allí el reiterado fracaso de las distintas negociaciones que tienen como eje al comercio agrícola como la Ronda Uruguay del GATT o la Ronda de Doha. En tal caso, una reorientación de los subsidios tiene implicaciones severas en el repunte internacional de los precios, junto con el precio de los energéticos hacia cuya búsqueda de alternativas se están orientando hoy los subsidios en sustitución de los que se destinaban a granos, independientemente que para México sean estratégicos en su alimentación.
De ello se deriva también que los mercados de la energía y de los alimentos estén cada vez más integrados. Los grandes subsidios agrícolas en Estados Unidos han debilitado a la agricultura de países en desarrollo. La ayuda destinada a la agricultura ha caído desde un 17% hasta un 3 % en 2008 y los donantes internacionales reclaman la eliminación de subsidios a fertilizantes, lo que dificulta que los productores descapitalizados puedan competir. Los subsidios de EU al etanol han debilitado la agricultura en el mundo y no han limitado el calentamiento global. (Stiglitz, 2008).
De acuerdo con un reporte de la FAO, en el primer trimestre del 2008, los precios nominales de los alimentos alcanzaron el nivel más alto de los últimos 50 años y los precios reales son los mayores de los últimos 30. El índice de precios de los alimentosa del primer trimestre del 2008, comparado con el del 2007, se sitúa en 53%. Los aceites vegetales se encarecieron más del 97%, cereales 37%, productos lácteos 58% y arroz 46%; el azúcar y la carne en grado menor (FAO, 2008) pero se encuentran en la misma avalancha. Es evidente que el repunte de precios no afecta solo a los mercados agrícolas, sino fundamentalmente a los alimentarios que para países como México, tienen un doble efecto con la desaceleración de la economía de EU en un ambiente donde se compra caro y existen restricciones para las exportaciones; esto incide en casi todos los componentes de la balanza comercial.
Ese mismo reporte señala, de acuerdo con estimaciones del Banco mundial, que el 65% del incremento de precios se debe al desvío de granos como materia prima para la elaboración de biocombustibles, por lo que es de esperarse que al cierre del 2008 las reservas mundiales de granos se reduzcan en un 25% que corresponden a las más bajas en los últimos 25 años.
El Banco Interamericano de Desarrollo estima que más de 26 millones de personas en América Latina pueden caer en la extrema pobreza si se mantiene altos los precios de los alimentos, pero además pone en peligro los avances en educación y nutrición. Los pobres de México, aumentarían por este mismo hecho de 20.6% a 27.5%. Por su parte el Banco de México llega a una conclusión parecida en el sentido de estimar que un incremento de solo 15% en el precio interno de los alimentos implica que la incidencia nacional de la pobreza aumente 2.1%, cuyo mayor efecto sería en zonas rurales, 3%, con respecto a 1.7% en urbanas. (Banxico, 2008).
Como es sabido, el aumento del costo de los combustibles incrementa los costos de los productos agrícolas: El precio de algunos fertilizantes como el superfosfato triple y el cloruro de potasio subió mas del 160% durante los primeros meses del 2008 en comparación con 2007 y el precio de la energía se multiplicó por tres a partir del 2003. De los 40 millones de toneladas que aumentó la utilización mundial del maíz casi 30 millones que equivalen aproximadamente al total del consumo de México, fueron absorbidas por las plantas de etanol de EU. Que además absorbía el 12% de la producción mundial de maíz. El incremento del precio de los granos resulta estratégico en el precio de otros alimentos como la carne, ya que se requiere de 7 kg de grano para convertir un kg de carne.
Un resultado previsible del nuevo esquema es que se presente una sustitución de cultivos, junto a una concentración de la superficie sembrada. En 2007 las plantaciones de maíz aumentaron 18% con respecto al 2006, pero fue por la reducción de la superficie de soya y trigo, debido al probable nuevo repunte de los precios de esos cultivos, debido a la escasez, es posible que lo que disminuya sea la producción de maíz y queden demandas no satisfechas, con repercusiones entre países vulnerables como México.
En tal caso las estrategias adoptadas frente a la crisis no garantizan soluciones probables en el corto plazo. Las prohibiciones a las exportaciones y el aumento de impuestos en el mismo rubro, exacerbaron la volatilidad en el corto plazo de los precios internacionales, por ejemplo en el arroz, aunque derivado de los problemas estructurales de la producción agrícola en México, lo más probable sea un mayor deterioro en todos los componentes de la alimentación.
Vol. 1, Núm. 0, mayo-agosto/2009, ISSN: en trámite
D.R. © Dimensión Económica, Revista Digital
Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM,
Ciudad Universitaria, México D.F.
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