Alternativas energéticas para el siglo XXI1

Lic. Erika Martínez López2


RESEÑA (continuación)

Refiere las siguientes perspectivas: los precios del gas natural por cuencas productivas, de acuerdo con el mayor grado de madurez y complejidad de la exploración, tenderán a ser mayores. Así mismo, la racionalidad de las empresas buscarán que su ecuación financiera mantenga un nivel razonable de rentabilidad, incrementando los precios en proporción al aumento de los costos de reposición del producto.

En seguida el profesor titular Rubén José Dorantes Rodríguez del Departamento de energía de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Azcapotzalco, realiza un Diagnóstico de las fuentes renovables de energía en México, mediante el cual manifiesta que a partir del siglo XX, los gobiernos que hemos tenido emprendieron la enorme labor de fomentar un creciente desarrollo económico en diferentes áreas, construyendo las grandes instalaciones energéticas que se requerían para la fabricación de combustibles derivados del petróleo, y creando las plantas eléctricas necesarias que demandaba una población con elevado crecimiento económico y demográfico.

Sin embargo, en materia energética poco importó a los gobiernos de las décadas de los setenta al 2000 la advertencia de una crisis petrolera. En lugar de eso, se creyó que los países del exterior “harían cola” para comprar nuestro petróleo. Finalmente, la cruda realidad llegó: la crisis petrolera provocada por la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), disparó los precios y después vino una súbita caída. Ante esta situación hubiera sido lógica la no dependencia de este recurso, pero el gobierno mexicano había contraído una enorme deuda que debía ser pagada con petróleo mismo y con recursos provenientes de su venta.

Por otro lado, tenía el reto de satisfacer la demanda interna de combustible, principalmente gasolina además del combustóleo y luego del gas natural para generación de electricidad. No había muchas alternativas: etanol para la producción de nuevas gasolinas, y para la generación de electricidad plantas hidroeléctricas, nucleares, geotermoeléctricas, solares o eoloeléctricas. De todas éstas sólo se escogieron las plantas hidroeléctricas, las nucleares y las geotermoeléctricas, en ese orden de importancia, además de la importación de los combustibles en los que éramos deficitarios: gasolinas, diésel, combustóleo, gas natural y uranio. Por tanto, no hubo espacio para otras renovables, la solar y la eólica, puesto que los escandalosos fracasos de los grandes proyectos solares de los gobiernos de Echeverría y López Portillo, provocaron que tanto Pemex como la CFE y el resto del sector oficial energético, decidieran nunca más apostar a estas tecnologías, y así ha sucedido hasta ahora.

No obstante, las energías renovables son una real y segura alternativa energética para México, tanto en sus aplicaciones térmicas como eléctricas. Cada año se incrementa su uso, a pesar del casi nulo apoyo gubernamental o fiscal.

De manera general Alternativas energéticas para el siglo XXI es una obra que analiza el mercado del gas natural, su precio, su regulación, las perspectivas para América Latina y además las fuentes renovables de energía en México; por consiguiente, nos hace reflexionar sobre la importancia de otras fuentes de energía y el por qué deberían tener una mayor participación los recursos renovables.






Vol. 1, Núm. 0, mayo-agosto/2009, ISSN: en trámite D.R. © Dimensión Económica, Revista Digital
Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM, Ciudad Universitaria, México D.F.
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