Lo que sacudió la historia de mi vida para entrar al fascinante y a veces incomprensible mundo de la economía, fue en parte el haber vivido de cerca el movimiento estudiantil de 1968 y además observado y ser testigo de las incontables injusticias, represiones y engaños de que eran víctimas diferentes grupos sociales, que habitan este gran país, advertía que estos se iban empobreciendo y junto a ellos un selecto grupo oligarca que se enriquecía enormemente sin vergüenza alguna. Así fue, como al estudio de la ciencia económica sume el análisis político, social, del poder y la energía. La importancia del análisis económico me llevó a voltear la vista hacia el fascinante mundo de la investigación. La oportunidad apareció. Así, por azares del destino un día al estar corriendo alrededor de estadio olímpico de nuestra universidad, me encontré al maestro Arturo Bonilla quien me invitó a ser su ayudante, lo que acepte de inmediato, en el entendido de que iba a ganar poco pero los conocimientos y desarrollo profesional que iba adquirir bien lo valía. Lo trascendente fue, que en el IIEc iniciaba un nuevo y entusiasta grupo de investigación dirigido por Arturo Bonilla e integrado por Isaac Palacios, Patricia Sosa, Sarahí Angeles y un servidor, que nos dedicaríamos a investigar la industria del petróleo y su papel dentro de la economía mexicana, ampliándose a otros importantes tópicos que integran el mundo del petróleo y la energía. Proporcionándome la oportunidad de conocer las enormes riquezas de recursos naturales energéticos con que cuenta el país y su papel estratégico en el desarrollo económico y social de la nación, por lo que nos convertimos en otro tenaz defensor de la industria del petróleo. Tema que desde aquel momento me envolvió y apasionó, al cual he dedicado los 27 años de mi vida académica en el Instituto.
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